El 11 de febrero la administración Trump dirigió una carta al Director Interino del Consejo Económico y Social (ECOSOC) y Sima Bahous,  la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en la que informa los Estados Unidos se encuentran examinando las organizaciones internacionales y otros organismos de los que el país es miembro para evaluar las relaciones y determinar qué organizaciones se alinean con los intereses del país en cuestión.  Entre otras cuestiones, la misiva enfatiza dos cuestiones clave que la administración de Trump impone para la protección de las mujeres y las niñas. 

El 5 de febrero de 2025 la Casa Blanca emitió una Orden Ejecutiva que «defiende a las mujeres de la ideología de género y restaura la verdad biológica». El 20 de enero el gobierno estadounidense ya se habia pronunciado a través de otra Orden Ejecutiva con el objeto de «mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos para mejorar la seguridad de todas las mujeres que participan en competencias atléticas» .

Las medidas abiertamente trans excluyentes anticipan la batalla política en materia de derechos humanos y género y deja en claro el escenario de la próxima sesión del Consejo de la Condición Social y Jurídica de la Mujer (CSW) a realizarse en marzo. En un planteo abiertamente patologizante la gestión Trump condiciona el reconocimiento de la realidad biológica del sexo para apoyar las necesidades y perspectivas de las mujeres y las niñas. 

El cierre de la carta plantea con claridad un pacto leonino en el que denosta cualquier iniciativa que se inscriba en la “teoría crítica de la raza” por considerar sus postulados inmorales y discriminatorios. Y advierte a la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres que los Estados Unidos se comprometen a apoyar financieramente al Sistema de Naciones Unidas con la condición de que sus agencias dejen de defender «causas culturales divisorias y peligrosas por sobre las preocupaciones de los Estados miembros».